Confieso que desde el anuncio de la llegada del nuevo Razr a nuestro país, no he dejado de pensar en lo increíble que sería usar nuevamente “una almeja”, para los millenials como yo recordarán que la marca del reconocido “hello moto” fue una de las pioneras en desarrollar los equipos modelo clamshell.
En SLQNQ tuvimos el placer de probar las prestaciones del smartphone y sacarle provecho a su doble pantalla. Lo primero que quisiéramos destacar es su versatilidad, como alguna vez lo dijo Intel, este equipo tiene lo mejor de dos mundos: el tamaño perfecto de su pantalla (6.2’) extendida para quienes realizamos todo tipo de tareas, así como también la comodidad de cuando la plegamos y queda del porte de la palma de la mano, ideal para las mujeres que usamos los teléfonos en los bolsillos del pantalón.
En cuanto a su uso, si bien el Razr incorpora el sistema Android 10 con el ya característico My UX, la marca ha innovado en el uso de los comandos gesticulares para la realización de algunas tareas (o al menos esa es mi impresión), esta fue mi primera experiencia ya que estaba acostumbrada a los botones inferiores, por lo que los primeros días no me fueron muy agradables. Sin embargo, el Ale que es usuario iOs desde hace 10 años, lo amó y estuvo dispuesto a migrar su equipo un par de días para disfrutarlo, ya que los comandos le eran muy similares y el sistema operativo no fue una dificultad ya que el Razr es bastante rápido y tiene un rendimiento similar al equipo de la competencia que usamos.
Para que se hagan una idea, tengo un uso promedio de 10 horas de conectividad diaria lo que traducido a horas de batería -en un equipo de 4000mAh- es de 16 horas aproximadamente, en este caso forcé su desempeño conectándolo a bluetooth para escuchar música en mi jornada laboral y viendo dos capítulos de mi serie favorita (40 min aproximadamente), que es algo que habitualmente no hago en mi celular de cabecera y el equipo alcanzó a durar en promedio 10 horas por día, por lo que antes de finalizar la jornada debía cargarlo, lo bueno es que la carga rápida es bastante eficiente. En cambio, el Ale que tiene un uso moderado del dispositivo alcanzó casi los tres días de batería continua.
Otra de las cosas ricas que tiene el equipo, es que puedes dejarlo en la mesa y recibir las notificaciones más importantes sin que te vibre o se encienda la pantalla completa, ya que el modo plegable tiene una pantalla G-OLED de 2,7 pulgadas que nos permite visualizar algunas notificaciones de manera discreta, así como quienes usan los wearables de la competencia (que no es nuestro caso).
En cuanto a la cámara trasera esta es bastante potente con sus 48 MP, tomando en cuenta que tenemos calidad de sobra a la hora de tomar fotos ya sea para redes sociales o el propósito que queramos. Con Ale coincidimos en que este equipo está pensado para un ejecutivo adulto, si bien la bisagra se ve bastante firme, la pantalla se siente algo delicada, sobretodo en el sector del pliegue -que es obvio para que se pueda ser flexible-, pero creemos que no duraría mucho en las manos de un tiktoker.
Siendo bien ejecutivos nuestra evaluación del equipo es que trae cosas bastante atractivas, pero se puede mejorar en 3 puntos clave para que sea realmente un equipo premium: incorporar de frentón un procesador de gama alta, sumar la carga inalámbrica y resolver el tema de la materialidad de la pantalla. Arreglando estos detallitos el Razr sin duda alguna se transformaría indiscutiblemente en el teléfono insignia de la marca. Lamentablemente aún se siente de gama media a precio de top de línea, recuerden que en la nota de lanzamiento les contamos que el precio de esta maravilla, para la gente como uno, sí o sí habría que pagarlo en cuotas.
Ahora, si no les quedo claro. ¿Lo recomendamos? Por supuesto que sí, es un dispositivo bien ejecutivo, elegante, liviano, cómodo y no tiene nada que envidiarle al resto de la competencia en gama media, si lo comparamos con las prestaciones de este segmento el Razr es muy superior, el problema es el precio.